UGC vs influencers: principales diferencias

Con una colaboración tipo influencer, buscas llegar a la audiencia de este influencer. Esto solo tiene sentido si tu buyer persona se encuentra entre dicha audiencia y si sabes que el influencer tiene cierto engagement con su comunidad.

👉 Con el UGC, no importa el número de seguidores que tenga la persona que crea el contenido. Lo normal es que lo publiques en tu perfil o que lo promociones como anuncio desde el perfil del creador, pero haciendo que el clic lleve directamente a tu web.

En resumen, con el UGC solo importa la calidad del contenido creado. Si la persona creadora se asemeja al buyer persona de tu marca, perfecto, pero recuerda que sus seguidores son irrelevantes porque no queremos llegar a su audiencia.

Las colaboraciones con influencers no son precisamente baratas. El contenido UGC profesional (como el que creamos en Alteraction) resulta más económico y, como consecuencia, es más fácil que puedas escalar tus redes con él.

Por ponerte un ejemplo, un influencer de 300K seguidores puede pedirte 5.000 € por 1 publicación y 1 historia en Instagram, permitiéndote hacer paid durante el mes en curso.

👉 ¿Qué pasa si movemos la misma inversión hacia el UGC? Con 5.000 € puedes hacer 8 vídeos UGC de calidad con distintos creadores y creadoras guardándote unos 2.000 € para distintos escenarios de campaña paid.

Como ves, si lo que buscas es rentabilizar al máximo tus redes, el UGC es mejor opción que el contenido de influencers.

Las colaboraciones con influencers suelen ser puntuales en el tiempo y no puedes reaprovechar el contenido o recuperarlo para una campaña paid.

Por ejemplo, si acuerdas hacer un push de paid al contenido del influencer y ves que las métricas van muy bien, es posible que quisieras seguir con la inversión durante el mes siguiente, ¿verdad?

Vale, pues tendrías que pagarle una nueva tasa al influencer. Y esta renegociación puede hacer que ya no te compense extender la campaña paid.

👉 Con el UGC las negociaciones son mucho más flexibles.

En el contrato podemos negociar la duración de aprovechamiento del contenido, ya sea para orgánico o para paid. Si luego quieres ampliarlo, podemos hacerlo por costes más que asumibles.

En otras palabras, el UGC te permite cortar la inversión cuando la performance de la campaña inicie su curva descendente, no cuando te dicte tu presupuesto porque el influencer te ponga un fee inasumible. Esto, para los marketers de performance paid, tiene un valor enorme.

El marketing de influencers ofrece muchas posibilidades a nivel presupuestario. De ahí que hayan aparecido términos como nano o micro influencers.

Sin embargo, es menos capaz de ofrecer distintos formatos de contenido. Los hay que están especializados en fotografía, claro, pero a no ser que tu marca se vincule mucho con el formato de imagen estático, lo normal es que les pidas un vídeo.

Con el UGC, los formatos son más variados.

• En una misma colaboración puedes pedir un vídeo como contenido principal, y abonar un extra si quieres que la creadora o el creador incluyan algunas imágenes.
• Dentro de cada formato, podemos pedir múltiples variantes para alimentar las campañas paid de Meta o de TikTok. Con un influencer, tienes 1 único vídeo final y no puedes testear nada.
• Un formato muy popular es el de la reseña, con y sin foto de producto. Las marcas con ecommerce o con presencia en Amazon las utilizan para mejorar sus posibilidades de conversión.